ATLAS VIRTUAL DE LA AVIFAUNA TERRESTRE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA

ENCICLOPEDIA VIRTUAL DE LOS VERTEBRADOS ESPAÑOLES - AVES

 

BIOGEOGRAFÍA DE LAS AVES EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.

¿QUÉ REGIONES ORNITOGEOGRÁFICAS CLARAMENTE DIFERENCIAS PODEMOS DISTINGUIR EN ESPAÑA?
¿PUEDEN EXPLICARSE ESTAS REGIONES POR SUS CONDICIONES AMBIENTALES?

Luis M. Carrascal
[Texto tomado de Carrascal y Lobo 2003]

 

La delimitación de las regiones que son faunísticamente similares es uno de los asuntos que, desde siempre, más ha interesado a los biogeógrafos. En nuestro país diferentes autores han propuesto varias regionalizaciones basándose en rasgos climatológicos, fitogeográficos y faunísticos. Dichas regiones han sido utilizadas por algunos investigadores para analizar los patrones de variación geográfica de algunos aspectos ornitológicos (p.e., invernada de Aves, avifaunas forestales). No obstante, aun no se ha abordado de un modo cuantitativo y exhaustivo las preguntas anteriormente formuladas. Los datos de este Atlas brindan una oportunidad excelente para abordar este asunto.

Considerando la frecuencia de aparición de cada una de las especies en las cuadrículas UTM 10x10 km dentro de bloques de 50x50 km, y utilizando técnicas de clasificación de datos se han obtenido las regiones ornitogeográficas ilustradas en la Figura 1. Se ha utilizado un Análisis de Agrupamiento en el que se usó el cuadrado de la distancia Euclidea entre las cuadrículas 50x50 km como medida de similitud y el Incremento en la Suma de Cuadrados [método de Ward] como estrategia de agrupamiento. Para estimar qué agrupaciones eran significativas, se comparó el dendograma o árbol de clasificación obtenido con una serie de 500 árboles generados al azar a partir de la misma matriz de datos. En total se han identificado 11 regiones claramente diferenciadas (ver mapa en la parte alta de la Figura 1 y el dendrograma en la parte inferior). Las especies que mejor caracterizan estas regiones se muestran en las Tablas 2 y 3.

En general, las regiones distinguidas, junto con las relaciones entre ellas, son bastante parecidas a las regionalizaciones fitoclimáticas previamente efectuados por numerosos autores en la Península Ibérica (ver, por ejemplo, la Introducción de Costa et al. 1998). Así, las regiones ornitogeográficas A+B coinciden muy estrechamente con el piso bioclimático Eurosiberiano, asociándose la región B con los pisos montano y alpino-subalpino. Ejemplos de especies que caracterizan ornitológicamente a estas regiones eurosiberianas son (ver en Tabla 3 Regiones A-B) Pernis apivorus, Caprimulgus europaeus, Turdus philomelos o Pyrrhula pyrrhula, frente al resto de la España mediterránea que sería mejor identificado ornitológicamente con aves como Ciconia ciconia, Burhinus oedicnemus, Merops apiaster, Galerida theklae u Oenanthe hispanica. Las regiones ornitogeográficas C+D+E se corresponden bastante ajustadamente con el piso Supramediterráneo, y más en concreto buena parte las regiones C+E con los pisos Crioromediterráneo y Oromediterráneo, mientras que la región D se correspondería con las áreas estepáricas o pseudoestepáricas de clima continental frío (en aras de evitar un texto demasiado prolijo en detalles, recomendamos al lector ir a las Tablas 2 y 3 para identificar a las especies más características de estas regiones). Las regiones F+H+I+J se solapan en gran medida con el piso bioclimático Mesomediterráneo (H+I+J de la submeseta sur y F del valle del Ebro), mientras que las regiones G+K se vincularían con el piso Termomediterráneo, siendo la región ornitogeográfica G aquella vinculada con las áreas montañosas mediterráneas de este piso.

Las once regiones de la Figura 1 pueden ser distinguidas casi de modo perfecto atendiendo a rasgos geomorfológicos, climatológicos y de tipos de paisajes o usos del suelo. Así, un análisis de las funciones discriminantes que diferencian las once regiones entre si utilizando los tres factores geoclimáticos y los nueve de usos de suelo (ver Tabla 1) proporciona un modelo muy significativo (p<<0,0001) que retiene casi toda la variación observada entre las once regiones ornitogeográficas (el valor de lambda de Wilks, como una medida de la proporción de la variabilidad ‘no explicada’, vale 0,005). Por tanto, la clasificación ornitogeográfica efectuada tiene unos fuertes determinantes ambientales, siendo especialmente importantes las variables relacionadas con los usos del suelo.

En la Figura 2 se ilustra qué variables ambientales concretas son las principales responsables de las diferencias entre los once grupos de regiones ornitogeográficas distinguidas y las diferentes ramificaciones que las estructuran (en esta ocasión se ha optado por las variables originales más que por los gradientes ambientales de la Tabla 1 en aras de una mayor sencillez expositiva; la selección de variables se ha efectuado mediante regresión múltiple por pasos utilizando modelos de regresión logística que comparan pares de ramas o pares de regiones). Para cada dicotomía se eligieron aquellas variables que diferían significativamente entre ambos grupos utilizando para ello un test U de Mann-Whitney en el que el nivel de probabilidad fue corregido por las múltiples pruebas. Las variables significativas fueron sometidas posteriormente a un análisis de regresión logístico por pasos a fin de seleccionar, de entre todo el conjunto, aquellas que explicaban el mayor porcentaje de variabilidad en los datos. Dicho porcentaje se menciona en la parte superior de cada ramificación. El signo a derecha e izquierda de cada variable indica su influencia en la discrimación de las distintas regiones. De este modo es posible asociar regiones ornitogeográficas (Figura 1), con especies indicadoras (Tablas 2 y 3), y variables ambientales responsables de las diferencias entre las diferentes regiones (Figura 2). En las comparaciones entre los grupos y las ramificaciones de la Figura 1, las variables del uso del suelo aparecen como significativas en el 49 % de las ocasiones, destacando las variables relacionadas con los distintos tipos de cultivo (14%), las formaciones herbáceas (13%) y la presencia de bosques (10%; ver Figura 2). Las variables climáticas aparecen en el 29 % de las ocasiones (sobre todo las relacionadas con la temperatura y la insolación), las topográficas en el 17%, mientras que la influencia de las variables litológicas resulta muy baja (5%).

En resumen, existen regiones geográficas claramente distinguibles por su parecido avifaunístico, así como especies indicadoras de las mismas. Esta regionalización avifaunística tiene fortísimas bases ambientales (geomorfológicas, climatológicas, de uso del suelo y grandes formaciones ambientales), lo cual reafirma la idea de que es posible entender los patrones de distribución de las especies desde una perspectiva ecológica altamente modelizable y predecible.

 

Referencias

Carrascal, L.M. y Lobo, J. (2003). Respuestas a viejas preguntas con nuevos datos: estudio de los patrones de distribución de la avifauna española y su aplicación en conservación. En: Martí, R y Del Moral, J.C. 2003. Atlas de las aves nificantes de España. Sociedad Española de Ornitología. Madrid: 651-668.

Costa, M., Morla, C., y Sáinz, H. (eds.) (1998). Los bosques ibéricos. Una interpretación geobotánica. Geoplaneta. Barcelona. 597 pp.

 

 

Sociedad de Amigos del MNCN - Museo Nacional de Ciencias Naturales - CSIC  
Con la colaboración de la Sociedad Española de Ornitología

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